soñito del alma mía,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenía."
Romance tradicional
Ayer te soñé, mi niña y, a pesar de no poder recordar tus facciones ni tu pelo, recuerdo que tu existencia sola lo anegó todo; el aire se volvió luz, de una luminosidad caliente, húmeda y nutriente como debe de ser la leche materna, y su calor nos acunó a las dos hasta dormirnos cerquita. Y no necesitaba nada más si estabas tú. Tú, idea misma del Amor que todo lo puede y todo lo alcanza eternizándose en el tiempo, hecha carne. Y yo hubiera gastado mi vida entera en protegerte y en abrigarte y tú me hubieses recompensado, sin querer, con el inabarcable infinito contenido en una sonrisa. Eras tan grande, mi niña, para ser tan pequeña. Y no me hacía falta nada más; tú sola bastas.
Mi felicidad se extendió más allá del sueño, en la vigilia. Y la rebelación llegó en el momento apropiado: si el Amor y la Felicidad pueden sentirse en sueños y de una manera tan sublime y a la vez tan real es porque existen. Y seguramente estén esperando en algún recodo del camino...
1 comentario:
Precioso. Interesante la idea de que lo que se puede sentir en un sueño sean sensaciones que existen.
Tú, esa felicidad absoluta, llena de calma y color celeste, ya la tienes dentro.
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