El sol con su calor y su luz te recibe en este día con los brazos abiertos. Lentamente, abres los párpados y mientras tomas consciencia de ti mismo viene a tu cabeza el día de ayer -y el anterior, el anterior, el anterior...-, recordándote que tú eres quien eres tras la suma de todos ellos. Tus cicatrices constatan que no se trata de sueños caprichosos. Y entonces intentas imaginar cosas buenas para los días que faltan, que son muchos. Te levantas con esfuerzo, Sísifo inagotable, te estiras y buscas tu piedra; miras hacia arriba, la cargas a cuestas -ayer creías que pesaba más de lo que en realidad hoy te pesa- y echas a caminar...
viernes, 27 de junio de 2008
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1 comentario:
Me encanta este blog. A ver si escribes más a menudo
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